Wednesday, July 26, 2006

Canciones de música popular. Eje movilización popular

Movilización popular
Canciones de música popular (de época o que la evocan desde otro momento)




Me gustan los estudiantes
(Violeta Parra, 1960-1963)

¡Que vivan los estudiantes,
jardín de las alegrías!
Son aves que no se asustan
de animal ni policía,
y no le asustan las balas
ni el ladrar de la jauría.
Caramba y zamba la cosa,
¡que viva la astronomía!

¡Que vivan los estudiantes
que rugen como los vientos
cuando les meten al oído
sotanas o regimientos.
Pajarillos libertarios,
igual que los elementos.
Caramba y zamba la cosa
¡vivan los experimentos!

Me gustan los estudiantes
porque son la levadura
del pan que saldrá del horno
con toda su sabrosura,
para la boca del pobre
que come con amargura.
Caramba y zamba la cosa
¡viva la literatura!

Me gustan los estudiantes
porque levantan el pecho
cuando le dicen harina
sabiéndose que es afrecho,
y no hacen el sordomudo
cuando se presenta el hecho.
Caramba y zamba la cosa
¡el código del derecho!

Me gustan los estudiantes
que marchan sobre la ruina.
Con las banderas en alto


va toda la estudiantina:


son químicos y doctores,
cirujanos y dentistas.
Caramba y zamba la cosa
¡vivan los especialistas!

Me gustan los estudiantes
que van al laboratorio,









descubren lo que se esconde
adentro del confesorio.
Ya tienen un gran carrito
que llegó hasta el Purgatorio
Caramba y zamba la cosa
¡los libros explicatorios!

Me gustan los estudiantes
que con muy clara elocuencia
a la bolsa negra sacra
le bajó las indulgencias.
Porque, ¿hasta cuándo nos dura
señores, la penitencia?
Caramba y zamba la cosa
¡Qué viva toda la ciencia!

Para el pueblo lo que es del pueblo
(Piero, 1973)

Libertad era un asunto mal manejado por tres.
Libertad era Almirante, General o Brigadier.

Para el pueblo lo que es del pueblo
porque el pueblo se lo ganó.
Para el pueblo lo que es del pueblo;
para el pueblo liberación.

Comer bien era muy raro; comer poco era normal.
Comer era subversivo para el señor militar.
Eran actos de violencia, la alegría popular;
"El pueblo tiene paciencia" dijo un señor General.

Estudiar era pecado; clandestino era saber,
porque cuando el pueblo sabe, no le engaña un Brigadier.
Prohibiremos la esperanza y prohibido está nacer.
"¿No será mucho, Almirante?" "Faltaba más, Coronel."

Y al país lo remataron, y lo remataron mal.
Lo partieron en pedazos, ahora hay que volverlo a armar.
Y ahora el pueblo está en la calle a cuidar y a defender.
Esta patria que ganamos liberada debe ser.

Liberación, liberación, liberación.









Plegaria para un labrador
(Victor Jara, 1969)

Levántate y mira la montaña
De donde viene el viento el sol y el agua
Tú que manejas el curso de los ríos
Tú que sembraste el vuelo de tu alma

Levántate y mírate las manos
Para crecer estréchala a tu hermano
Juntos iremos unidos en la sangre
Hoy es el tiempo que puede ser mañana

Líbranos de aquel que nos domina en la miseria
Tráenos tu reino de justicia e igualdad
Sopla como el viento la flor de la quebrada
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil
Hágase por fin tu voluntad a que en la tierra
Dános tu fuerza y tu valor al combatir
Sopla como el viento la flor de la quebrada
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil

Levántate y mírate las manos
Para crecer estréchala a tu hermano
Juntos iremos unidos en la sangre
Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.










A desalambrar
(Daniel Viglietti,1967)

Yo pregunto a los presentes
si no se han puesto a pensar
que esta tierra es de nosotros
y no del que tenga más.

Yo pregunto si en la tierra
nunca habrá pensado usted
que si las manos son nuestras
es nuestro lo que nos den.


¡A desalambrar, a desalambrar!
que la tierra es nuestra,
tuya y de aquel,
de Pedro, María, de Juan y José.

Si molesto con mi canto
a alguien que ande por ahí
le aseguro que es un gringo
o un dueño del Uruguay.

[Si molesto con mi canto
a alguien que no quiera oír
le aseguro que es un gringo
o un dueño de este país.]











Consignas

“Alpargatas si y libros no”
“Obreros y estudiantes, unidos y adelante”
“El pueblo unido jamás será vencido”
“Ni votos ni botas, fusiles y pelotas”

Monday, July 24, 2006

Apunte de lectura, Walsh

Apunte de Lectura Walsh, Rodolfo

Walsh, Rodolfo: Ese Hombre y otros papeles personales, Buenos Aires: Seix Barral, 1996. Compilación de Link, Daniel.

Comentario: El libro compilado por Link no tiene índice, los papeles de Walsh estan ordenados cronológicamente.

I. Una nota autobiográfica “sin título” que funciona a manera de introducción. (Originalmente el texto acompaña al cuanto “La máquina del bien y del mal”, incluido en la recopilación Los diez mandamientos, Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1966). (pp. 11-13). (D)

- Nombre: dos yambos aliterados, “Rodól Fowólsh”
- Nace en Choele Choel.
- Vocación: aviador (quien la termina ejercitando es su hermano); varios oficios.
- El padre: mayordomo de estancia, “transculturado”, lo mató un caballo.
- Hermana monja, dos hijas laicas.
- Madre resistente.
- Primeros esfuerzos literarios: pasajes satíricos en la escuela.
- La idea más perturbadora de la adolescencia: el chiste estúpido de Rilke, “si usted piensa que puede vivir sin escribir, entonces no debe escribir”.
- Primer libro, tres novelas cortas policiales (Variaciones en rojo) “del que hoy (1966) abomino –hecho sin pensar en la literatura, sí en la diversión y el dinero-.
- Operación Masacre: “cambió mi vida, haciéndola comprendí que además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior”.
- Viaje a Cuba.
- “En 1964 decidí que de todos los oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo como tantas veces”.
- “En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa de tiempo. Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, en sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un laborioso avance a través de la propia estupidez”.

II. Dos textos sueltos de fines de los cincuenta. (pp. 11-19)
- Uno sobre la alianza (el nacionalismo). (D)
- Otro, una crítica –con muchos giros irónicos- de la cobertura del exterminio de los invasores de Haití. Un mención al periodista Jean Pasel. (P)

III. 1961. (pp. 21-29)

(Adiós a La Habana)
- 19 de febrero, Domingo: acerca de la última noche en La Habana. Los recuerdos de Ziomara. “No hay putas como las de La Habana, el último esplendor de un mundo que se cae”. “Soy la Estrella dijo que ella prefería el Ariete, no el Rex, usted sabe, una se acostumbra. El sereno soñoliento cobró los quince, por un rato. Entonces estábamos en la pieza, qué linda cara. Por favor, no me apriete la cintura, estoy de siete meses.
Yo no me había fijado en el saco de cuero con que se tapaba. Le dije, pobrecita, eres valiente, pero debo haber cambiado de cara. Tenía el vientre abultado. Hay pensamientos de placer en la maldad, coger a una niña de 16 años, empujar hasta el fondo y sentirse un maldito, que se joda, jodámonos todos. Pero “Usted es un hombre de conciencia”, me dijo bastante más tarde cuando estábamos en la calle”. (pp. 25-26). Nota: Estos pasajes sobre la vida lumpen de La Habana se corresponden con otros pasajes fechados en los años subsiguientes que parecieran ser borradores de algún tipo de narración. Muchos de ellos están marcados con una “N” en el margen, bien podrían ser de la “novela”. Desde Ahora: (vida lumpen de la Isla). (C)

- Otro texto fechado Jul. 30.61. Fait divers (Hechos diversos) (D)


IV. 1962. (pp. 31-40)

- 29 del once, La Isla II: Recorrido sobre unos mapas en la pared. Recuerdos de La Habana “ciudad del sexo”. Tono particularmente desusado, posible ejercicio narrativo. “[Ciudad] con tus golpes de mar como altos chorros de semen”. (vida lumpen de la Isla). (C)

- Nueve del once, lunes de mierda nublado. La Isla II. Un diálogo, fragmento narrativo que deviene en reflexión metafísica.
“Me gustaría ir a Bahía y ser un negro. Trabajar con los negros y coger con las negras y aprender a cantar y a bailar.
Me pregunto qué hago aquí, dilapidando mi vida en secas cosmogonías, en planes.
El hombre no tiene que averiguar qué es lo que es. Tiene que ser.
Pierde el Tiempo en averiguar lo que es, y no puede averiguarlo porque simultáneamente deja de ser.
Ser es sentir, y la única manera de saber lo que uno es, es vivir y ser. No importa que no quede constancia.
Me gustaría ser capaz de salir ahora mismo, caminando, juntar mis pocas cosas, irme para siempre.
Para siempre detrás del sol y del mar.
Que alguien me enseñe a cantar y a bailar.
Que alguien me desate la lengua.
Que yo pueda hablar con la gente, entonces podré hablar de la gente.
Que alguien me cauterice esta costra de incomunicación y estupidez.
Que yo sea otro, que vuelva a ser un chico.
Me voy a ir.
`If to live is the paramount thing, then I will live, even if I must become a cannibal. Heretofor I have been trying to save my precious hide, trying to preserve the few pieces of meat that hid my bones. I am done with that´. `Miller´. `Si vivir es lo supremo, entonces viviré aunque deba convertirme en un caníbal. Hasta ahora he tratado de mantener a salvo mi preciado pellejo, tratando de preservar la poca carne que esconden mis huesos. He terminado con eso´(Cita de Miller).
Qué depre viejo”. (C)

V. 1964 (pp. 41-52)

- Un texto humorístico publicado en las páginas de Gregorio, el suplemento humorístico de Leoplán, “Olvidanza del Chino”. (P)
- Otro publicado también en Gregorio, “La noticia” una entrevista a Gertrudis en el manicomio. (P)
- Otro acerca de supuestas lenguas originales que daban cuanta cabal de la ambigüedad del mundo real, también en gregorio. (P)
- Otro de Gregorio, una leyenda china sobre un rey y un príncipe. (P)
- Por último, en Gregorio también, un artículo acerca de la conquista del Perú. (P)

VI. 1965 (pp. 53-66)

La fuga.
- 3.3.65. La fuga crecerá un jardín (agregado a mano: último cuento): Es un cuento que se va completando en capítulos a lo largo de diferentes días. El capítulo uno cpmienza con un diálogo entre un juez y un criminal que mató a su madre con un garrote. La sentencia. (C)
- 5.3.65. En el capítulo dos aparece la temática de la fuga, el juez le dice que ellos prefieren a los reclusos con tentativas de fuga, tienen un motivo para vivir que los deja tranquilos. (C)
- 6.3.65. El tercer y último capítulo muestra al condenado intentando volverse loco. (C)

- Adiós a La Habana. Es el cuanto cuyas versiones datan de los registros del diario del año 61: el fragmento narra la partida de un periodista desde la agencia de noticias hacia el hotel el día en que parte de La Habana. Intercalado hay fragmentos de distintos cables de noticias sobre algún frente de batalla. El fragmento se cierra con el periodista disparando un rifle en un juego de feria, “- Oye, tu deberías estar en el ejército” le dice la encargada del juego. (C)

VII. 1968 (pp. 67-95)

- Un primer texto “Convento”, describe minuciosamente el ambiente del lugar. El tema del dinero en el convento. (C)
- Un fragmento, casi en verso, sobre el hecho de pasar un afiche del Che por la aduana. (C)

- Julio 1968, miércoles 24: planes, chlarla con Ongaro.

- Jueves 25: “Cómo volver a escribir. Lidia.”

- Antología (julio, 1968): La idea inicial. Reemplazar la saga guerrillera por textos cortos de lo que en su tiempo fueron los grandes equívocos (como el telegrama del Almirante Rojas y los elogios de la prensa internacional). “Paso directamente a la verdadera revolución, en la cabeza de la gente, no en las noticias de los diarios. La toma de conciencia colectiva. ¿Terminar con arte poética?” (D)

- “Cuba escribe” (prólogo a Crónicas de Cuba. Selección y noticia preliminar de Rodolfo Walsh. Buenos Aires: Jorge Álvarez, 1969): este prólogo comienza con el diálogo con un poeta al que le preguntan cómo anda y contesta “gozando la historia”. En cierta medida este prólogo intenta justificar la selección y se mete de lleno con los conflictos del vínculo entre literatura y Estado revolucionario. Frente al contexto de un Cuba bloqueada en términos económicos, se pregunta ¿qué iba a ser de su literatura? Analiza el caso de los autores consagrados, Guillén, Lezama Lima y Carpentie; y el de las nuevas voces, aquellos que pertenecen a su generación (la del `30), Retamar entre ellos. Formula en términos críticos el planteo del realismo socialista encarnado en aquellos que llama “burócratas” y “sectarios”; en particular citando una frase del período postrevolucionario que postulaba la necesidad de escribir “bajo consigna”. Antes que escribir para la revolución y, podemos reponer, no escribir revolucionariamente; es preferible que el escritor deje la pluma y tome el fusil. Hay algo en el orden de la convicción y la literatura. El problema, plantea es el de la libertad en la creación artística. Si bien, había libertad en términos formales; se complicaba en términos de los contenidos tratados (una versión un tanto anacrónica del asunto, que más bien se traduce en Walsh como un problema. Cita a Fidel, y al Che, esté último en una versión anti realismo socialista muy jugosa. Analiza la situación de la industria editorial y llega a la conclusión de que recién es con la revolución cuando esta aparece y les permite a los escritores cubanos publicar en su país. Es con la revolución que comienza la posibilidad de crear una literatura nacional, es ella quien construye la institución literaria, el lugar de Casa de las Américas. “Después de padecer la historia, los escritores y los artistas, más que gozarla, ayudan a hacerla”. En esta frase se puede encontrar parte de su planteo estético. Otra vez Lenin y su prefiero hacer la historia que escribirla. El criterio que enuncia para la selección es el de la clave documental, el orden es cronológico y generacional. Aquí se produce en el texto algo para poner en serie con su planteo estético, duda, o mejor, sabe que la prueba documental en la literatura es un riesgo. (E)

- Lunes 12 de Agosto, 68: esta nota del diario comienza con un sintagma que es recurrente para pensar en diálogo con la entrevista que realiza junto a Briante para La Opinión Cultural en junio del 72: “El intelectual en su trampa”. La nota continúa contando que en los últimos cuatro meses no hace más que escribir para el periódico de la CGTA; “totalmente dedicado a la clase obrera”. En el resto de la nota se debate acerca de lo que debiera escribir, se hace presente el fantasma de la Novela. “Las ideas hermosas que se me ocurren justamente cuando no puedo escribir, no vienen nunca cuando me siento como ahora frente a la máquina”. Algo acerca de sus lecturas del marxismo clásico. (D)

- Agosto 16, 68: Cita Completa
“La dificultad de integrar toda la experiencia en la novela.
El sentimiento de impotencia que esto produce.
La posibilidad, casi desesperada, de empezar con todo, tirarse con todo y crear un monstruo.
Un monstruo con todas las historias.
La dificultad de calentarse, de agarrar la gran clave de SOL y seguir adelante, gloriosa y alegremente.
Como si no creyera en la gente.
Una historia que empezara con Juan Eugenio, , siguiera con Willie, abarcara al Ángel y a Renato y a Mauricio (personajes ficcionales de sus relatos, ver nota en página 82) Todas las cartas sobre la mesa.
El mortal perfeccionismo.
Por qué no hace un campeón, como en el cine”. (D)

-

Tosco, Agustín José (Coronel Moldes, Córdoba, 22/5/1930; Buenos Aires, 5/11/1975). Dirigente obrero clasista, uno de los principales protagonistas del sindicalismo combativo de los años ’60 y ’70. Hijo mayor de Santiago Tosco y Dominga Arneodo, “Tino” —como lo apodan por entonces— forma parte de una familia de pequeños chacareros piamonteses instalados en el sur de la provincia, de muy humilde condición. Con su hermana Lucy, colaboran de pequeños en las tareas de la quinta. En 1944, ya finalizados sus estudios primarios, se traslada a la ciudad de Córdoba e ingresa como internado en la Escuela de Artes y Oficios “Presidente Roca”; mientras cursa sus estudios, en 1946, es elegido presidente del Centro de Alumnos de la escuela y al año siguiente es designado para hablar en el acto de entrega de diplomas de su promoción, ocasión que aprovecha para criticar el sistema educativo y negarse a recibir el diploma de manos del director, siendo ovacionado por sus compañeros. Desde su adolescencia es un ávido lector, y en esos años encuentra en los textos de José Ingenieros ► una primera referencia para sus crecientes inquietudes filosóficas, políticas y sociales; luego vendrán las obras de Marx y Lenin. Al cumplir 18 años logra ingresar como ayudante electricista en el taller electromecánico de la central Mendoza de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC)—, donde llegará a ser técnico especializado. Reside en una pensión del barrio Colón, y en 1949 inicia sus estudios terciarios, obteniendo luego de tres años el diploma de electrotécnico. Sus preocupaciones sociales y su vocación de intervención se manifiesta en una temprana militancia sindical: en 1950, con veinte años, es elegido delegado de su sector. Son tiempos en los que simpatiza con el peronismo, con “la línea de Cooke” dirá el propio Tosco cuando retrospectivamente se refiera a esa época de su vida. Desde sus primeras actividades sindicales mantiene una conducta que perfila sus concepciones posteriores: jamás dejó su lugar de trabajo en el taller, ni siquiera cuando llega a secretario general. En 1951 realiza el servicio militar obligatorio en el Regimiento 13 de Infantería Aerotransportada, egresando como oficial de reserva. La actividad gremial y las continuas lecturas resultan en un desplazamiento de las simpatías políticas del joven Tosco desde el peronismo hacia el mundo de las izquierdas. Para 1953 es elegido pro-secretario gremial del sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, y al año siguiente miembro del secretariado nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLYF), por lo que debe trasladarse a Buenos Aires. Pero con el golpe militar denominado “Revolución Libertadora” en 1955, las intervenciones a los gremios lo desplazan de los cargos directivos que ocupa; Tosco se suma entonces a las “comisiones de lucha”. En 1957 retoma los cargos sindicales que ocupaba antes del golpe. Ya en diciembre de 1956 gana las elecciones en su gremio, pero decide conservar su cargo en la FATLYF. En agosto de 1957, como miembro del secretariado de la Federación viaja a Misiones, donde colabora en la organización de una huelga que dura más de dos meses, lo que le reporta su primer arresto, estando detenido por una semana. También en 1957, participa en el “Congreso Normalizador” convocado por el interventor de la CGT, Patrón Laplacette; como miembro informante de la Comisión de Poderes, defiende el despacho de los delegados que impugnan la política de intervenciones a los gremios por parte del gobierno militar. El triunfo de esta postura obliga a las autoridades interventoras a maniobrar a fin de hacer fracasar el Congreso, el cual se divide en dos bloques: por un lado, los “32 democráticos”, y por otro, las “62 organizaciones”. Tosco es partícipe de la fundación de las “62” cuando estaban integradas por peronistas, comunistas e independientes. De su matrimonio con Nélida Bonyuan, su novia en los tiempos de Coronel Moldes, nace, en 1958, su primer hijo, Héctor Agustín; y en 1961 tienen una segunda hija, Malvina Noemí. En 1959 renuncia a su puesto en la FATLYF y regresa a Córdoba. Es elegido secretario general de Luz y Fuerza de Córdoba, cargo que ocupa hasta su muerte —salvo para el período 1966-68, cuando decide no postularse, aunque integra la comisión directiva como vocal. Con el ascenso del “Gringo”, como lo apodan, a la conducción, el gremio lucifuercista cordobés se transforma paulatinamente en la punta de lanza de una tendencia democrática y autonómica en el movimiento obrero, caracterizada por el pluralismo político e ideológico, por la toma de decisiones por las bases, por las prácticas antiburocráticas —todos los cargos sindicales son honorarios—, y por impulsar un marco de alianzas inclusivo de otros sectores, como el movimiento estudiantil. Desde fines de los ’50 toma parte activa en la organización y dirección de los Gremios Independientes de Córdoba, una de las principales tendencias en el movimiento obrero cordobés. Paralelamente se hacen más frecuentes sus intercambios con dirigentes políticos y sindicales del PC, entre los que está Jorge Canelles. El Gringo está interesado en aprovisionarse de bibliografía marxista y en discutir sus lecturas, y encuentra en las reuniones y actividades promovidas por los comunistas cordobeses un espacio privilegiado; y aunque nunca se integró a las filas de dicho partido —como a las de ningún otro—tiene en el PC un interlocutor que no abandonará a pesar de que con los años se ensanchan las diferencias que lo separan del comunismo vernáculo. Encabeza en Córdoba las movilizaciones contra el Plan Conintes, contra el “plan de austeridad” del ministro Alsogaray, contra la represión, mientras aumentan sus críticas al verticalismo del sindicalismo vandorista. En 1966, el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, bajo la inspiración de Tosco, sale a romper lanzas con el participacionismo y colaboracionismo que los sindicalistas de la CGT promueven con la dictadura recién instalada. En una solicitada de su gremio titulada “Signos Negativos” —redactada por Tosco —, se trazan las primeras líneas para gestar una oposición al onganiato desde el movimiento obrero, denunciando el carácter pro-imperialista y antiobrero de las medidas económicas, y condenando a las direcciones obreras que plantean la colaboración. La muerte de Santiago Pampillón por parte de las fuerzas represivas acentúa las tensiones sociales; Tosco viaja a Mendoza para asistir al sepelio de Pampillón, encabezando una delegación del movimiento obrero cordobés. El 2/2/1968 se realiza en Córdoba un paro activo; Tosco es arrestado junto a varios activistas sindicales. Entre el 28 y el 30/3/1968, participa en el Congreso Normalizador “Amado Olmos”, donde el triunfo de los sectores combativos ocasiona el alejamiento de los gremios controlados por el vandorismo y la división de la CGT en “CGT de los Argentinos” y “CGT Azopardo”. Desde su gremio impulsa la adhesión a la CGT-A, lo que se traduce en una intensa campaña de actos, conferencias, asambleas gremiales, que culmina en un acto en el Córdoba Sport Club el 1º/5/1968, cuando Tosco y Ongaro se dirigen a los 5.000 trabajadores reunidos. Tosco ya es la principal figura del sindicalismo de izquierdas, y Luz y Fuerza de Córdoba se convierte en núcleo formativo de nuevos activistas y motor político-social de las movilizaciones en la provincia en los años siguientes. En 1969 se separa de su mujer e inicia una relación sentimental con Susana Funes, delegada y miembro de la comisión de Prensa del sindicato; en los años siguientes y hasta la muerte del Gringo, ambos logran sostener la relación a pesar de las prolongadas detenciones y persecuciones, como también de la hostilidad de muchos de sus compañeros de militancia. Son numerosas las actividades y huelgas contra la represión que preceden, en Córdoba, al acto del 1º/5/1969, oportunidad en la que Tosco pronuncia un encendido discurso ante una concurrencia de obreros y estudiantes. Pocos días después, el 20 de mayo es arrestado en el barrio Clínicas; pero es puesto en libertad al día siguiente. En los días siguientes acuerda un mismo plan para el paro y movilización previstos para el 29/5 entre los 21 Gremios Independientes —con Luz y Fuerza a la cabeza—, y el peronismo legalista —representado principalmente por el SMATA de Elpidio Torres y la UTA de Atilio López. El 29/5/1969, el Gringo encabeza la columna que parte de las oficinas de EPEC y se dirige hacia el centro de la ciudad. En pocas horas, la movilización se transforma en una de las más importantes manifestaciones populares. El Cordobazo sorprendió a los propios convocantes, pero por detrás de esa rebelión que inicia el fin de la dictadura, Tosco reconoce —en su “Testimonio del Cordobazo”— una larga y paciente actividad en el movimiento obrero, en defensa de su autonomía frente a la agresiva política del onganiato y de las patronales, la cual se manifiesta, desde 1968, en una masiva movilización a la que denomina “la rebelión de las bases”. El 30/5 es detenido y trasladado a la cárcel de Santa Rosa, La Pampa, junto a otros dirigentes lucifuercistas, como Felipe Alberti, Tomás Di Toffino, Simón Grigaitis y Osvaldo Ortiz. Condenado por un tribunal militar a una pena de 8 años y 3 meses de prisión, el 5/7/1969 es enviado a la cárcel de Rawson. Sin embargo, el 9/12/1969 es puesto en libertad por el gobierno —adelantándose a la inminente decisión de la Corte de declarar nula la intervención de los tribunales militares—, luego de 7 meses de encierro. Durante ese año, desde el Penal de Rawson, escribe una serie de artículos que periódicamente aparecen en el periódico del sindicato, Electrum, con el título de “Reflexiones Breves” y con la firma de “Un Compañero”; en esas notas analiza una variedad de temas, desde el gatopardismo del régimen a la burocracia sindical, pasando por el incipiente corporativismo de Onganía, el conflicto con la FATLYF o el nuevo rumbo de la Iglesia latinoamericana manifestado en Medellín en 1968. El 4/2/1970 el local del gremio lucifuercista cordobés es atacado a balazos y al día siguiente es intervenido. Con Tosco a la cabeza, se forma la Dirección Sindical en la Resistencia, que aún en condiciones de mucha precariedad sigue editando el Electrum. El 3 y 4 de octubre de ese año, participa en la constitución del Movimiento Nacional Intersindical, nucleamiento integrado por 67 sindicatos y 122 agrupaciones gremiales que Tosco concibe como “principal factor de una política de unidad y lucha ...[de]... todas las fuerzas sindicales de oposición al régimen y al participacionismo”, con el propósito de fortalecer “la conciencia combativa del movimiento obrero”. Como responsable de la naciente organización asiste, en noviembre, a la asunción de Salvador Allende como presidente de Chile. A pesar de las diferencias con los llamados “gremios clasistas” de SITRAC y SITRAM, Tosco y Luz y Fuerza de Córdoba son los primeros en movilizarse en su apoyo cuando la empresa despide a sus dirigentes a principios de 1971. En marzo de ese año integra el Comando de Lucha de la CGT Córdoba, y el 15/3/1971, durante el paro decretado por ese organismo que deriva en la jornada conocida como Viborazo, Tosco dirige la toma de la usina de Luz y Fuerza en Villa Revol. Pocos días después, el 14/4/1971, es elegido para ocupar la secretaría adjunta de la CGT cordobesa, con Atilio López como secretario general, pero el 28/4 es arrestado nuevamente, puesto a disposición del PEN y conducido a la cárcel de Villa Devoto, donde es alojado en la celda contigua a la de Raimundo Ongaro. Durante su reclusión escribe varios artículos y comunicados en los que critica duramente a la dirección cegetista, y en setiembre de 1971 inicia una de las tantas huelgas de hambre que acomete durante esta larga detención. El 17/9/1971, la lista Azul y Blanca que lo lleva como candidato, gana las elecciones, y Tosco es nuevamente electo secretario general a pesar de estar en prisión. El 9/4/1972, con el propósito de aislarlo, es trasladado al penal de Rawson, a lo que el movimiento obrero cordobés responde el 13/4 en el Plenario de Gremios Confederados de Córdoba reeligiéndolo como Secretario Adjunto de la CGT Regional. Se conforma en Buenos Aires la “Comisión Nacional por la libertad de Agustín Tosco”. Los jefes guerrilleros detenidos en el mismo penal le ofrecen sumarse al plan de fuga previsto para el 15/8/1972, pero declina la invitación por considerar que su libertad debe ser consecuencia de las luchas de la clase obrera. El 23/9/1972 es liberado, y al llegar a Córdoba pronuncia un enérgico discurso ante una multitudinaria concurrencia, en el que denuncia los atroces fusilamientos de militantes conocidos como la “Masacre de Trelew”. Desde fines de 1972, Tosco fortalece su alianza con la conducción de izquierdas del SMATA Córdoba, cuyo máximo referente es René Salamanca. Diversos partidos políticos le proponen encabezar un frente de izquierdas con vistas a las elecciones de marzo de 1973, pero Tosco declina todos los ofrecimientos. No se pronuncia en relación a las candidaturas nacionales, pero apoya públicamente la fórmula cordobesa del FREJULI para gobernador y vice, que postula a Ricardo Obregón Cano y Atilio López, respectivamente. En enero de 1973 es detenido junto a otros activistas durante un paro que realiza su sindicato, pero lo liberan antes de la medianoche. El 13/2/1973 tiene lugar su célebre polémica con el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, en el programa “Las dos campanas” que se emite por Canal 11; allí se presenta públicamente como marxista, expone sus ideas sobre el sindicalismo de liberación y el socialismo, y ataca duramente a la burocracia sindical. El 29/5/1973 es el orador de cierre del acto por el IV aniversario del Cordobazo, al que asiste el presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós. A partir de junio de 1973, el movimiento obrero cordobés sufre continuos ataques de las bandas ultraderechistas, y Tosco figura en las listas negras del grupo parapolicial Triple A. En agosto de 1973 rechaza un nuevo ofrecimiento para encabezar una fórmula presidencial que unifique electoralmente a las izquierdas. Desde fines de 1973, y hasta marzo de 1974, tiene una columna en el diario El Mundo, que utiliza para criticar el Pacto Social, la nueva ley de Asociaciones Profesionales y la legislación represiva contenida en las reformas al Código Penal. Luego del “Navarrazo” en febrero de 1974, la represión sobre obreros y estudiantes se hace más amplia y profunda. Tosco, durante todo el año 1974 busca unificar nacionalmente a todas las fuerzas sindicales opositoras como estrategia de resistencia frente a los embates de las bandas parapoliciales, la burocracia sindical y el Estado. Viaja a con Armando Jaime y René Salamanca, en abril, a Villa Constitución; en agosto, apoya la lucha de los mecánicos cordobeses, y en setiembre se traslada a Tucumán para colaborar con la FOTIA. El 9/10/1974 el sindicato de Luz y Fuerza es asaltado por fuerzas policiales, e intervenido a los pocos días. Se dicta una orden de captura sobre Tosco, por lo que decide pasar a la clandestinidad, una condición en la que estará hasta su muerte. Desde enero a agosto de 1975, la dirección de Luz y Fuerza en la Resistencia logra editar clandestinamente Electrum: son cuatro páginas casi enteramente escritas por Tosco. En setiembre de 1975, las autoridades interventoras de Luz y Fuerza de Córdoba, convencidas de que Tosco y los demás dirigentes del gremio ya no tienen predicamento entre los trabajadores, convocan a una asamblea para legalizar la intervención. Sin embargo, el 10/9/1975 la asamblea reafirma a la Dirección en la Resistencia por 370 votos a 71: el Gringo gana su última batalla en el movimiento obrero, aún desde la clandestinidad. A mediados de setiembre viaja a Buenos Aires para reunirse con varios dirigentes políticos, como Oscar Alende, Raúl Alfonsín, dirigentes del PC, con el propósito de exigir la libertad de sus compañeros detenidos y de conformar un frente político antigolpista. Ese mes, con prólogo de su amigo y abogado Hipólito Solari Yrigoyen, se publica su único libro, La lucha debe continuar, en el que se reúnen artículos y cartas escritos en sus dos primeros períodos carcelarios. Poco se sabe de su vida en la clandestinidad; se cree que estuvo oculto principalmente en las sierras cordobesas. Lo cierto es estas condiciones hacen que su salud, deteriorada por la cárcel y las huelgas de hambre, en poco tiempo se agrave; desde agosto de 1975 se queja de fuertes dolores de cabeza. Se niega a exiliarse, en el convencimiento de que puede ayudar a sus compañeros sólo si está en el país, lo cual agrava su salud; finalmente es trasladado para ser atendido por médicos del PC en el Gran Buenos Aires. El 5/11/1975, Tosco fallece en la clandestinidad, presumiblemente de una infección generalizada. Su sepelio en el cementerio de San Jerónimo, en Córdoba, el 7/11/1975, se transforma en una multitudinaria movilización: unas 20.000 personas atraviesan la ciudad acompañando sus restos en un gran homenaje popular. Pero aún muerto, la figura de Tosco conserva una enorme fuerza simbólica; las fuerzas de seguridad dispersan violentamente a los oradores y a la multitud reunida en torno a su tumba, lo que forzó a sus amigos y compañeros a terminar el sepelio el día siguiente. Su sepelio en el cementerio de San Jerónimo, en Córdoba, el 7/11/1975, se transforma en una multitudinaria movilización: un cortejo fúnebre de unas 20.000 personas, mayoritariamente obreros y estudiantes, atraviesa la ciudad acompañando sus restos en un gran homenaje popular. Pero aún muerto, la figura de Tosco conserva una fuerza simbólica que se transforma en el objetivo de las fuerzas de seguridad, las cuales dispersan a balazos a los oradores y a la multitud reunida en torno a su tumba, lo que forzó a sus amigos y compañeros a terminar el sepelio el día siguiente. Durante toda su trayectoria como dirigente sindical, Tosco intenta afianzar una línea combativa y revolucionaria en el movimiento obrero por medio de prácticas democráticas que permitieran conjugar la diversidad de tendencias con la unidad de acción, y que por lo tanto significaran un abandono del sectarismo. Ese es el punto de partida, pues la idea de la “unidad en la lucha” se articula con la propuesta de un “sindicalismo de liberación”, esto es, un sindicalismo que traspase el rol meramente reivindicativo y se proyecte políticamente hacia objetivos socialistas. Consecuente con estas ideas, participa de distintas instancias, como el Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA), el Frente Antiimperialistas por el Socialismo (FAS), el Movimiento Sindical Combativo (MSC), y promueve alianzas con el peronismo combativo, con los estudiantes y con los sacerdotes tercermundistas. Pero su política de alianzas hacia otros sectores sociales no desplaza nunca la centralidad que le otorga a la clase obrera. Su gran sensibilidad como dirigente obrero democrático y su formación socialista lo llevan a buscar un camino revolucionario para una clase obrera que se identifica con el peronismo. Su confianza en la clase obrera, su creencia en el progreso de la historia y un marxismo que muchas veces peca de reduccionista, provocan un sesgo mistificante en la consigna “unidad de los que luchan”, obturando las críticas a concepciones profundamente arraigadas en la identidad y en las mismas prácticas “de los que luchan”. Problemas que escapan al horizonte de visibilidad del Gringo Tosco, y que en nada disminuyen su estatura como dirigente obrero clasista y revolucionario.
Obra: “Testimonio del Cordobazo”, en Enfoque. Revista mensual de noticias, Córdoba, junio 1970; La lucha debe continuar, BA, Libros del Tercer Mundo, 1975; J. Lannot, A. Amantea y E. Sguiglia (comp.), Tosco. Escritos y discursos, BA, Contrapunto, 3ª ed., 1988; numerosos artículos en Electrum y El Mundo, y varios reportajes en revistas de izquierda y periodísticas.
Fuentes: J. Lannot, Tosco. Conducta de un dirigente obrero, BA, CEAL, 1984; Susana Funes, “Agustín Tosco. Dirigente sindical revolucionario”, BA, Experiencia, Colección “Hechos y Protagonistas de las luchas obreras argentinas”, 1984; Carlos Aznárez, “Dossier: Tosco”, en Fin de Siglo, nº 5, nov. 1987; María Echave, Isabel Ortúzar y Silvia Ortúzar, El Gringo que venía de allá. Testimonios sobre la vida de Agustín Tosco, Córdoba, CECOPAL, 1991; Doralice Lusardi, “Agustín Tosco, el sindicalista incorruptible”, en Todo es Historia, nº 359, junio1997; D. Lusardi, Agustín Tosco, vida y circunstancia, Córdoba, Junta Provincial de Historia, 1994; Tosco, grito de piedra, investigación del Video homónino, Córdoba, La Fragua, 1999; J. C. Sorbellini, Agustín Tosco, reseña, BA, El Folleto, 2002; Silvia Licht, Agustín Tosco y Susana Funes, historia de una pasión militante. Acciones y resistencias del movimiento obrero (1955-1975), Buenos Aires, Biblos, 2004.

Pablog

Breve reseña biográfica.
Por Roberto Pittaluga.
Tosco, Agustín José (Coronel Moldes, Córdoba, 22/5/1930; Buenos Aires, 5/11/1975). Dirigente obrero clasista, uno de los principales protagonistas del sindicalismo combativo de los años ’60 y ’70. Hijo mayor de Santiago Tosco y Dominga Arneodo, “Tino” —como lo apodan por entonces— forma parte de una familia de pequeños chacareros piamonteses instalados en el sur de la provincia, de muy humilde condición. En 1944, ya finalizados sus estudios primarios, se traslada a la ciudad de Córdoba e ingresa como internado en la Escuela de Artes y Oficios “Presidente Roca”; mientras cursa sus estudios, en 1946, es elegido presidente del Centro de Alumnos de la escuela y al año siguiente es designado para hablar en el acto de entrega de diplomas de su promoción, ocasión que aprovecha para criticar el sistema educativo y negarse a recibir el diploma de manos del director, siendo ovacionado por sus compañeros. Al cumplir 18 años logra ingresar como ayudante electricista en el taller electromecánico de la central Mendoza de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC)—, donde llegará a ser técnico especializado. Reside en una pensión del barrio Colón, y en 1949 inicia sus estudios terciarios, obteniendo luego de tres años el diploma de electrotécnico. Sus preocupaciones sociales y su vocación de intervención se manifiesta en una temprana militancia sindical: en 1950, con veinte años, es elegido delegado de su sector. Son tiempos en los que simpatiza con el peronismo, con “la línea de Cooke” dirá el propio Tosco cuando retrospectivamente se refiera a esa época de su vida. Desde sus primeras actividades sindicales mantiene una conducta que perfila sus concepciones posteriores: jamás dejó su lugar de trabajo en el taller, ni siquiera cuando llega a secretario general. La actividad gremial y las continuas lecturas resultan en un desplazamiento de las simpatías políticas del joven Tosco desde el peronismo hacia el mundo de las izquierdas. Para 1953 es elegido pro-secretario gremial del sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, y al año siguiente miembro del secretariado nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLYF), por lo que debe trasladarse a Buenos Aires. Pero con el golpe militar denominado “Revolución Libertadora” en 1955, las intervenciones a los gremios lo desplazan de los cargos directivos que ocupa; Tosco se suma entonces a las “comisiones de lucha”. En 1957 retoma los cargos sindicales que ocupaba antes del golpe. También en 1957, participa en el “Congreso Normalizador” convocado por el interventor de la CGT, Patrón Laplacette; como miembro informante de la Comisión de Poderes, defiende el despacho de los delegados que impugnan la política de intervenciones a los gremios por parte del gobierno militar. Tosco es partícipe de la fundación de las “62” cuando estaban integradas por peronistas, comunistas e independientes. En 1959 renuncia a su puesto en la FATLYF y regresa a Córdoba. Es elegido secretario general de Luz y Fuerza de Córdoba, cargo que ocupa hasta su muerte —salvo para el período 1966-68, cuando decide no postularse, aunque integra la comisión directiva como vocal. Con el ascenso del “Gringo”, como lo apodan, a la conducción, el gremio lucifuercista cordobés se transforma paulatinamente en la punta de lanza de una tendencia democrática y autonómica en el movimiento obrero, caracterizada por el pluralismo político e ideológico, por la toma de decisiones por las bases, por las prácticas antiburocráticas —todos los cargos sindicales son honorarios—, y por impulsar un marco de alianzas inclusivo de otros sectores, como el movimiento estudiantil. En 1966, el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, bajo la inspiración de Tosco, sale a romper lanzas con el participacionismo y colaboracionismo que los sindicalistas de la CGT promueven con la dictadura recién instalada. En una solicitada de su gremio titulada “Signos Negativos” —redactada por Tosco —, se trazan las primeras líneas para gestar una oposición al onganiato desde el movimiento obrero, denunciando el carácter pro-imperialista y antiobrero de las medidas económicas, y condenando a las direcciones obreras que plantean la colaboración. La muerte de Santiago Pampillón por parte de las fuerzas represivas acentúa las tensiones sociales; Tosco viaja a Mendoza para asistir al sepelio de Pampillón, encabezando una delegación del movimiento obrero cordobés. El 2/2/1968 se realiza en Córdoba un paro activo; Tosco es arrestado junto a varios activistas sindicales. Entre el 28 y el 30/3/1968, participa en el Congreso Normalizador “Amado Olmos”, donde el triunfo de los sectores combativos ocasiona el alejamiento de los gremios controlados por el vandorismo y la división de la CGT en “CGT de los Argentinos” y “CGT Azopardo”. Desde su gremio impulsa la adhesión a la CGT-A, lo que se traduce en una intensa campaña de actos, conferencias, asambleas gremiales, que culmina en un acto en el Córdoba Sport Club el 1º/5/1968, cuando Tosco y Ongaro se dirigen a los 5.000 trabajadores reunidos. Tosco ya es la principal figura del sindicalismo de izquierdas, y Luz y Fuerza de Córdoba se convierte en núcleo formativo de nuevos activistas y motor político-social de las movilizaciones en la provincia en los años siguientes. Son numerosas las actividades y huelgas contra la represión que preceden, en Córdoba, al acto del 1º/5/1969, oportunidad en la que Tosco pronuncia un encendido discurso ante una concurrencia de obreros y estudiantes. Pocos días después, el 20 de mayo es arrestado en el barrio Clínicas; pero es puesto en libertad al día siguiente. En los días siguientes acuerda un mismo plan para el paro y movilización previstos para el 29/5 entre los 21 Gremios Independientes —con Luz y Fuerza a la cabeza—, y el peronismo legalista —representado principalmente por el SMATA de Elpidio Torres y la UTA de Atilio López. El 29/5/1969, el Gringo encabeza la columna que parte de las oficinas de EPEC y se dirige hacia el centro de la ciudad. En pocas horas, la movilización se transforma en una de las más importantes manifestaciones populares. El Cordobazo sorprendió a los propios convocantes, pero por detrás de esa rebelión que inicia el fin de la dictadura, Tosco reconoce —en su “Testimonio del Cordobazo”— una larga y paciente actividad en el movimiento obrero, en defensa de su autonomía frente a la agresiva política del onganiato y de las patronales, la cual se manifiesta, desde 1968, en una masiva movilización a la que denomina “la rebelión de las bases”. El 30/5 es detenido y trasladado a la cárcel de Santa Rosa, La Pampa, junto a otros dirigentes lucifuercistas, como Felipe Alberti, Tomás Di Toffino, Simón Grigaitis y Osvaldo Ortiz. Condenado por un tribunal militar a una pena de 8 años y 3 meses de prisión, el 5/7/1969 es enviado a la cárcel de Rawson. Sin embargo, el 9/12/1969 es puesto en libertad por el gobierno —adelantándose a la inminente decisión de la Corte de declarar nula la intervención de los tribunales militares—, luego de 7 meses de encierro. Durante ese año, desde el Penal de Rawson, escribe una serie de artículos que periódicamente aparecen en el periódico del sindicato, Electrum, con el título de “Reflexiones Breves” y con la firma de “Un Compañero”; en esas notas analiza una variedad de temas, desde el gatopardismo del régimen a la burocracia sindical, pasando por el incipiente corporativismo de Onganía, el conflicto con la FATLYF o el nuevo rumbo de la Iglesia latinoamericana manifestado en Medellín en 1968. El 14/4/1971, es elegido para ocupar la secretaría adjunta de la CGT cordobesa, con Atilio López como secretario general, pero el 28/4 es arrestado nuevamente, puesto a disposición del PEN y conducido a la cárcel de Villa Devoto, donde es alojado en la celda contigua a la de Raimundo Ongaro. Durante su reclusión escribe varios artículos y comunicados en los que critica duramente a la dirección cegetista, y en setiembre de 1971 inicia una de las tantas huelgas de hambre que acomente durante esta larga detención. El 17/9/1971, la lista Azul y Blanca que lo lleva como candidato, gana las elecciones, y Tosco es nuevamente electo secretario general a pesar de estar en prisión. El 9/4/1972, con el propósito de aislarlo, es trasladado al penal de Rawson, a lo que el movimiento obrero cordobés responde el 13/4 en el Plenario de Gremios Confederados de Córdoba reeligiéndolo como Secretario Adjunto de la CGT Regional. Se conforma en Buenos Aires la “Comisión Nacional por la libertad de Agustín Tosco”. Los jefes guerrilleros detenidos en el mismo penal le ofrecen sumarse al plan de fuga previsto para el 15/8/1972, pero declina la invitación por considerar que su libertad debe ser consecuencia de las luchas de la clase obrera. El 23/9/1972 es liberado, y al llegar a Córdoba pronuncia un enérgico discurso ante una multitudinaria concurrencia, en el que denuncia los atroces fusilamientos de militantes conocidos como la “Masacre de Trelew”. Desde fines de 1972, Tosco fortalece su alianza con la conducción de izquierdas del SMATA Córdoba, cuyo máximo referente es René Salamanca. Diversos partidos políticos le proponen encabezar un frente de izquierdas con vistas a las elecciones de marzo de 1973, pero Tosco declina todos los ofrecimientos. El 13/2/1973 tiene lugar su célebre polémica con el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, en el programa “Las dos campanas” que se emite por Canal 11; allí se presenta públicamente como marxista, expone sus ideas sobre el sindicalismo de liberación y el socialismo, y ataca duramente a la burocracia sindical. El 29/5/1973 es el orador de cierre del acto por el IV aniversario del Cordobazo, al que asiste el presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós. El 9/10/1974 el sindicato de Luz y Fuerza es asaltado por fuerzas policiales, e intervenido a los pocos días. Se dicta una orden de captura sobre Tosco, por lo que decide pasar a la clandestinidad, una condición en la que estará hasta su muerte. Desde enero a agosto de 1975, la dirección de Luz y Fuerza en la Resistencia logra editar clandestinamente Electrum: son cuatro páginas casi enteramente escritas por Tosco. En setiembre de 1975, las autoridades interventoras de Luz y Fuerza de Córdoba, convencidas de que Tosco y los demás dirigentes del gremio ya no tienen predicamento entre los trabajadores, convocan a una asamblea para legalizar la intervención. Sin embargo, el 10/9/1975 la asamblea reafirma a la Dirección en la Resistencia por 370 votos a 71: el Gringo gana su última batalla en el movimiento obrero, aún desde la clandestinidad. A mediados de setiembre viaja a Buenos Aires para reunirse con varios dirigentes políticos, como Oscar Alende, Raúl Alfonsín, dirigentes del PC, con el propósito de exigir la libertad de sus compañeros detenidos y de conformar un frente político antigolpista. Ese mes, con prólogo de su amigo y abogado Hipólito Solari Yrigoyen, se publica su único libro, La lucha debe continuar, en el que se reúnen artículos y cartas escritos en sus dos primeros períodos carcelarios. Poco se sabe de su vida en la clandestinidad; se cree que estuvo oculto principalmente en las sierras cordobesas. Lo cierto es estas condiciones hacen que su salud, deteriorada por la cárcel y las huelgas de hambre, en poco tiempo se agrave; desde agosto de 1975 se queja de fuertes dolores de cabeza. Se niega a exiliarse, en el convencimiento de que puede ayudar a sus compañeros sólo si está en el país, lo cual agrava su salud; finalmente es trasladado para ser atendido por médicos del PC en el Gran Buenos Aires. El 5/11/1975, Tosco fallece en la clandestinidad, presumiblemente de una infección generalizada. Su sepelio en el cementerio de San Jerónimo, en Córdoba, el 7/11/1975, se transforma en una multitudinaria movilización: un cortejo fúnebre de unas 20.000 personas, mayoritariamente obreros y estudiantes, atraviesa la ciudad acompañando sus restos en un gran homenaje popular. Pero aún muerto, la figura de Tosco conserva una fuerza simbólica que se transforma en el objetivo de las fuerzas de seguridad, las cuales dispersan a balazos a los oradores y a la multitud reunida en torno a su tumba, lo que forzó a sus amigos y compañeros a terminar el sepelio el día siguiente. Durante toda su trayectoria como dirigente sindical, Tosco intenta afianzar una línea combativa y revolucionaria en el movimiento obrero por medio de prácticas democráticas que permitieran conjugar la diversidad de tendencias con la unidad de acción, y que por lo tanto significaran un abandono del sectarismo. Ese es el punto de partida, pues la idea de la “unidad en la lucha” se articula con la propuesta de un “sindicalismo de liberación”, esto es, un sindicalismo que traspase el rol meramente reivindicativo y se proyecte políticamente hacia objetivos socialistas. Consecuente con estas ideas, participa de distintas instancias, como el Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA), el Frente Antiimperialistas por el Socialismo (FAS), el Movimiento Sindical Combativo (MSC), y promueve alianzas con el peronismo combativo, con los estudiantes y con los sacerdotes tercermundistas. Pero su política de alianzas hacia otros sectores sociales no desplaza nunca la centralidad que le otorga a la clase obrera. Su gran sensibilidad como dirigente obrero democrático y su formación socialista lo llevan a buscar un camino revolucionario para una clase obrera que se identifica con el peronismo. Su confianza en la clase obrera, su creencia en el progreso de la historia y un marxismo que muchas veces peca de reduccionista, provocan un sesgo mistificante en la consigna “unidad de los que luchan”, obturando las críticas a concepciones profundamente arraigadas en la identidad y en las mismas prácticas “de los que luchan”. Problemas que escapan al horizonte de visibilidad del Gringo Tosco, y que en nada disminuyen su estatura como dirigente obrero clasista y revolucionario.

Obra: “Testimonio del Cordobazo”, en Enfoque. Revista mensual de noticias, Córdoba, junio 1970; La lucha debe continuar, BA, Libros del Tercer Mundo, 1975; J. Lannot, A. Amantea y E. Sguiglia (comp.), Tosco. Escritos y discursos, BA, Contrapunto, 3ª ed., 1988; numerosos artículos en Electrum y El Mundo, y varios reportajes en revistas de izquierda y periodísticas.
Fuentes: J. Lannot, Tosco. Conducta de un dirigente obrero, BA, CEAL, 1984; Susana Funes, “Agustín Tosco. Dirigente sindical revolucionario”, BA, Experiencia, Colección “Hechos y Protagonistas de las luchas obreras argentinas”, 1984; Carlos Aznárez, “Dossier: Tosco”, en Fin de Siglo, nº 5, nov. 1987; María Echave, Isabel Ortúzar y Silvia Ortúzar, El Gringo que venía de allá. Testimonios sobre la vida de Agustín Tosco, Córdoba, CECOPAL, 1991; Doralice Lusardi, “Agustín Tosco, el sindicalista incorruptible”, en Todo es Historia, nº 359, junio1997; D. Lusardi, Agustín Tosco, vida y circunstancia, Córdoba, Junta Provincial de Historia, 1994; Tosco, grito de piedra, investigación del Video homónino, Córdoba, La Fragua, 1999; J. C. Sorbellini, Agustín Tosco, reseña, BA, El Folleto, 2002; Silvia Licht, Agustín Tosco y Susana Funes, historia de una pasión militante. Acciones y resistencias del movimiento obrero (1955-1975), Buenos Aires, Biblos, 2004.